Nuestro Mundo y sus Desafíos: MÉXICO. JUANITO Y POLEVNSKY, LA DOBLE MORAL DE AMLO.

México. Juanito y Polevnsky, la doble moral de AMLO.Pedro Pérez Miralles.
12-12-2009
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Clara Brugada. Flamante Delegada de Iztapalapa.

La segunda renuncia de Juanito a la Delegación de Iztapalapa y todo el embrollo de su caso nos ha dejado ver a las claras que representa y como se maneja la democracia por Andrés Manuel López Obrador y los suyos.

La democracia para AMLO ha llegado a un punto en que es transaccional, pero no de transacción –lo que es un disparate-, sino de transa.

López Obrador, Marcelo Ebrard, Clara Brugada, y el resto de personajes de esta ópera bufa, pisotean día a día lo que es la Democracia, manejando a su antojo la Ley y la Justicia.

Este artículo no va a defender los méritos y habilidades de Juanito para ser Delegado de Iztapalapa, lugar al que llegó exclusivamente por la manipulación y capricho de López Obrador, el cual de forma antidemocrática pasó por encima de la sentencia judicial que indicaba que Clara Brugada había llegado de forma irregular y tramposa a la candidatura del PRD por Iztapalapa.

La falsificación de la partida de nacimiento de Juanito, y la amenaza subsiguiente de Marcelo Ebrard de enviarle a la cárcel, suponen primero una intromisión del Poder Ejecutivo en el Poder Judicial del Distrito Federal, lo que es inaceptable en democracia, y segundo un doble rasero moral respecto al precedente de Yeidckol Polevnsky, actual senadora del PRD.

El año 2005, tras un capricho de AMLO –en el PRD hablan de algo más que capricho-, el PRD presentó a Yeidckol Polevnsky como candidata a la gubernatura del Estado de México, la entidad federativa más poblada del país –más que el Distrito Federal-.

Sin trayectoria previa en el PRD, le pareció a la militancia un capricho y una falta de respeto a la lucha en el partido, pero eran los tiempos del poder omnímodo de AMLO, y cuando se pensaba que era el seguro Presidente el año 2006.

Durante la campaña electoral, se demostró que tenía cuatro actas de nacimiento distintas con fechas de nacimiento de 1958, 1962,… , y varias credenciales del Instituto Federal Electoral, y que su verdadero nombre es Citlati Ibáñez.

Además de ello, la que había sido Presidente de Canacintra, había mentido respecto a su currículum durante años, porque se ostentaba como Licenciada en Psicología cuando nunca lo fue.

A pesar de estar cometiendo un delito flagrante, y de que en cualquier país su partido hubiera retirado su candidatura, la reacción de AMLO fue respaldar vehementemente a su candidata.

Artículo 411.- Se impondrá de setenta a doscientos días multa y prisión de tres a siete años, a quien por cualquier medio altere o participe en la alteración del Registro Federal de Electores, de los listados nominales o en la expedición ilícita de credenciales para Votar.

Tras perder las elecciones, AMLO no sólo la mantuvo, sino que se presentó el año 2006 a las elecciones al Senado, y hoy en día es Senadora por el Estado de México, Vicepresidente de la Mesa Directiva del Senado de la República a instancias del PRD.

Aunque sea una auténtica vergüenza para México, estos son los hechos; cometió un delito y fue juzgada y premiada por López Obrador.

En cambio a Juanito –que cometió el mismo delito, aunque con menos falsificaciones que Yeidckol Polevnsky-, se le amenaza con llevarle a la cárcel, lo que es una intromisión antidemocrática de Marcelo Ebrard, y se le “perdona” si renuncia a la Delegación de Iztapalapa.

Nunca debió llegar Juanito a Delegado, como Yeidckol Polevnsky nunca debió mantenerse como candidata a la gubernatura del Estado de México, y menos que una tramposa y falsificadora sea hoy en día sea Vicepresidente de la Mesa Directiva del Senado, lo que es una vergüenza y ejemplo del surrealismo mexicano.

A ambos se les debió y debía haber aplicado la Ley, y no ser parte de los caprichos de aquellos que vulneran la Ley a su antojo y aplican el rasero que les interesa.

En Iztapalapa con Juanito y Clara Brugada, y en el caso de Yeidckol Polevnsky no hubo una transacción, sino una transa.

La democracia para AMLO ha llegado a un punto en que es transaccional, pero no de transacción –lo que es un disparate-, sino de transa.