6-12-2009
© nuestromundoysusdesafios
La actuación de la diplomacia española en la crisis de Honduras puede calificarse sin ambages de triste, desvaída, y rozando lo lamentable ..., evidenciando la falta de liderazgo que España ha perdido en Latinoamérica a pesar de las ingentes inversiones de las empresas españolas, una presencia relevante a todos los niveles y ser el puente entre Latinoamérica y la Unión Europea.
No es de recibo que siendo el país que posiblemente gaste más dinero en diplomacia en América Latina, y con presencia en todos los países haya sido incapaz de entender las claves de este conflicto, y haya estado alejada de las propuestas y de las decisiones.
Brasil aunque finalmente no haya visto reconocido ninguna de sus propuestas, y se haya considerado desairada por la actitud de otros países, fundamentalmente Estados Unidos, sí ha intentado jugar ese rol acorde con el sentimiento de liderazgo a nivel latinoamericano y mundial.
Lejanos quedan los días en que España intentó, y estuvo cerca de conseguir, su entrada en el grupo de países más importantes del Mundo –G7 y G8-, y últimamente nos toca en cambio mendigar la presencia en los foros más relevantes.
España no ha sabido encontrar su papel, ni ha entendido las claves del problema de Honduras en ninguna de sus fases, y ha acabado dando una imagen lamentable frente al papel protagónico que debería haber tenido en esta crisis.
En muchos momentos –casi todos-, se ha hecho un análisis simplista y naif desde el Palacio de Santa Cruz, alejado de la realidad del terreno, y o bien los diplomáticos en Centroamérica viven fuera de su realidad cercana, o no han sido tomados en cuenta.
Aunque ya se ha escrito mucho de la crisis de Honduras, y en concreto en Nuestro Mundo y sus desafíos, y debo decir que en este último caso con un enfoque cercano a la realidad, y huyendo de las simplificaciones en la que han caído la mayor parte de los medios de comunicación, quisiera resumir las realidades que la Diplomacia y el Gobierno de España no quiso ver, y sus tremendos errores.
Génesis del problema
Manuel Zelaya intentó repetidamente con el resto de los poderes de Honduras, el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, que se realizara un referéndum sobre la reelección, cuando está expresamente prohibido en la Constitución y en ésta se considera expresamente un delito de traición a la patria y conlleva la pérdida de la nacionalidad.
Ante la negativa del resto de los poderes, y en medio además del rechazo de todos los partidos políticos, empresarios, sindicatos, iglesia católica y evangélica, … y dado que tenía una gran relación con el general Romeo Vasquez jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, ordenó al Ejercito que colaborara en la realización del referéndum a pesar de violar la Constitución.
La negativa del general Romeo Vasquez, llevó a Manuel Zelaya a cesarle el 25 de junio a cesarle, medida que fue declarada ilegal por la Corte Suprema de Justicia.
Destitución de Zelaya
En la destitución de Manuel Zelaya son el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, quienes la deciden, instruyendo al Ejercito; no es un golpe militar al uso de los que de forma tan reiterada se han producido en la historia de América Latina.
A las violaciones reiteradas del Presidente Manuel Zelaya, se añade las actuaciones del poder legislativo y judicial de Honduras, fuera del ámbito legal, que no están capacitados para su destitución, ya que la Constitución de Honduras no contempla la remoción del Presidente.
España en vez de ver objetivamente la complejidad del problema, con incumplimientos de la legalidad por todas las partes, pero todo el problema derivado de la violación inicial de Manuel Zelaya de la Constitución de Honduras, deriva el problema exclusivamente a un golpe de estado militar.
La realidad era absolutamente obvia, y hubiera exigido de España reconocer el fondo del problema, porque era la única forma real de ser un partícipe en la solución del mismo, y no acabar siendo sólo el corifeo de Venezuela, Brasil e Insulza.
Desde Nuestro Mundo y sus desafíos, se indicó reiteradamente, que cualquier solución debía pasar por volver a respetar el marco legal de Honduras, tendría
Acuerdo Tegucigalpa/San José
El Acuerdo Tegucigalpa/San José, se firma por las partes en litigio, gracias a los buenos oficios diplomáticos de Costa Rica y Estados Unidos, el Acuerdo Tegucigalpa/San José. El Acuerdo, como no podía ser de otra forma, se basa en el marco legal de Honduras.
El Acuerdo –insisto firmado por ambas partes-, es criticado por Venezuela desde el primer momento, y es recibido de forma fría por parte de España, Brasil y el Presidente de la OEA, Miguel Insulza.
Después del Acuerdo Tegucigalpa/San José
Salvo que Moratinos y su equipo no sepan leer, el Acuerdo no habla de la restitución de Zelaya ni directa, ni indirectamente, ni siquiera en el espíritu del mismo. El Acuerdo, previo dictamen del Tribuna, Supremo, establece que es el Congreso el que debe tomar la decisión.
También establece el Acuerdo que se deben celebrar las elecciones cuyo proceso ya llevaba varios meses, y que habían sido convocadas por el propio Zelaya antes de su destitución.
Frente a la realidad del Acuerdo, y la claridad del texto, España comienza a imponer condiciones que no figuran en el Acuerdo, y proclama públicamente que no va a reconocer el resultado de las elecciones.
¡Increíble, cuando las elecciones es un punto expreso del Acuerdo Tegucigalpa / San José!
Celebración de las Elecciones
En las elecciones de Honduras celebradas el día 30 de noviembre se producen tres hechos que son muy evidentes.
- Participación de un 62% del censo, muy por encima del 51% que se registró el 2005, en un país con una abstención tradicionalmente alta, y con muchos de sus electores viviendo en Estados Unidos.
- Victoria por mayoría absoluta incontestable de Porfirio Lobo, aceptada por el resto de partidos desde el primer momento.
- Refrendo por parte de los observadores internacionales de la limpieza de los comicios. Observadores de Estados Unidos, Perú, Costa Rica, Partido Popular Europeo…
Congreso de Honduras y resto de puntos del Acuerdo
En cumplimiento del Acuerdo Tegucigalpa / San José se reúne el Congreso de Honduras, y se vota contra la restitución de Manuel Zelaya, con 111 votos en contra, catorce a favor, y tres diputados ausentes.
El Congreso, mal que le pese a Zelaya, España, Brasil, Venezuela y a Miguel Insulza, cumple escrupulosamente el Acuerdo, porque no tenía obligación alguna sobre la resolución que debía tomar.
(Zelaya cuando aceptó el Acuerdo debía tener una delirante visión sobre su fuerza en el Congreso, porque la derrota de 111 contra 14, lo dice todo)
Es de imaginar que los puntos pendientes del Acuerdo Tegucigalpa/San José se van a cumplir, lo que acabará de dar legitimidad plena a todo el proceso.
España …, despistada y sin saber que hacer
Ante el resultado de las elecciones, muy contundente, el rechazo aplastante del Congreso de Honduras, el cumplimiento paulatino de todos los puntos del Acuerdo Tegucigalpa/San José, y el reconocimiento al ganador de Estados Unidos, parte de los países latinoamericanos, y la mayor parte de los países de Europa, no ha tenido más remedio que declarar que el “Gobierno español no reconoce las elecciones pero tampoco las ignora".
Es evidentemente un eufemismo de intentar cambiar de postura sin reconocer la evidente metedura de pata.
España tenía toda la información sobre la violación de Zelaya de la Constitución, su intento de involucrar al Ejército frente al Congreso y Corte Suprema de Justicia, la repulsa de la mayor parte del pueblo de Honduras a la posición de Zelaya, el enredo jurídico en su destitución con ilegalidades de todas las partes, que no era un golpe de estado militar –nunca tomó el poder el Ejército-, …, debía haber leído el Acuerdo Tegucigalpa/San José, … y no haber coaccionado al Congreso de Honduras…
O los diplomáticos españoles en la Región no han sido tomados en cuenta, o son parte de esta lamentable actuación junto a Moratinos y Zapatero. Me inclino más por lo primero por lo obvio de la situación sobre el terreno.
Lejos de una posición ecuánime acorde al análisis y conocimiento del problema, y de ejercer el liderazgo que debía corresponderle, la Diplomacia y el Gobierno de España, sólo ha sido un corifeo y correveidile de Venezuela, Brasil y Miguel Insulza.
Diálogo Guaymuras. Acuerdo Tegucigalpa/San José
http://www.laprensa.hn/var/laprensa_site/storage/original/application/b97a02bc3619d207d7ea89ed6d00b394.pdf
Artículos relacionados
Chile-OEA. Crisis de Honduras ¿Insulza sabe leer?
http://nuestromundoysusdesafios.blogspot.com/2009/11/chile-oea-insulza-sabe-leer.html
Honduras. ¿Acabó el caso Zelaya?
http://nuestromundoysusdesafios.blogspot.com/2009/11/honduras-acaba-el-caso-zelaya.html
El Acuerdo que Zelaya y Venezuela no querían
http://nuestromundoysusdesafios.blogspot.com/2009/10/honduras-el-acuerdo-que-zelaya-no.html
Honduras una visión desde dentro.
http://nuestromundoysusdesafios.blogspot.com/2009/10/honduras.html
Constitución de Honduras. Zelaya.
http://nuestromundoysusdesafios.blogspot.com/2009/09/constitucion-de-honduras-zelaya-marco.html
Zelaya, un caso "muy especial" (I)
http://nuestromundoysusdesafios.blogspot.com/2009/08/zelaya-un-caso-muy-especial-i-marco.html
Zelaya, un caso muy especial (II).
http://nuestromundoysusdesafios.blogspot.com/2009/09/zelaya-un-caso-muy-especial-ii-marco.html
.
Aparte de triste, desvaída y directamernte lamentable (sin ambages), la actuación de España ha sido peor que todo eso junto: ha sido ideológica (luego sectaria, y además radical). Lo que estaba en juego para España no era la legalidad constitucional, ni mucho menos el interés directo del pueblo hondureño (que por cierto, menuda lección nos ha dado a todos! Bravo!), ni siquiera el suyo propio, sino el de su ideología izquierdista y totalitaria de esa progresía posmoderna que está arrasando a España. Y un seguidismo absoluto de los planes liberticidas del tirano de Caracas y del tiranosaurio de La Habana: eso y no otra cosa. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que aquí está en juego es la libertad democrática (luego el verdadero progreso de los pueblos) frente al neototalitarismo izquierdista denominado ahora "Socialismo del siglo XXI", nada más. Es bueno que sepamos qué nos jugamos y con qué cartas. Y que lo difundamos sin complejos ni tibiezas, con absoluta determinación, porque nos jugamos, otra vez, mucho. Saludos!
ResponderEliminarMiguel (Lisboa).